foto por luciérnaga
Dos aceras de una misma avenida. Los rayos del sol parecen convertir el asfalto en caldero, mientras decenas de autos separan por 1 minuto –tiempo que dura la luz roja de un semáforo- las vidas y muertes de dos personajes desconocidos.
Ella y él miran al frente en busca de su meta: el otro lado. Y durante la travesía entre buses y autos de colores, torpemente sus ojos se encuentran, se reconocen y luego con temor se rechazan. Él observa al auto deportivo que cruza a toda prisa. Ella al mecánico hombrecito de rojo que le indica esperar todavía.
Los segundos pasan y la impaciencia de ambos es evidente cuando al unísono giran al semáforo vecino que sigue en verde. Vuelven a encontrarse, pero esta vez mantienen sus miradas por tres segundos, tiempo suficiente para que ella, descubra los bellos ojos verdes que el hombre oculta bajo sus lentes y para que él, encuentre simplemente encantadora la sonrisa de la muchacha de mameluco y mochila, que reacciona riendo ante el piropo de un peatón.
El calor no solo eleva la temperatura, las miradas les chispean con ardor. Al instante, cientos de hormonas abandonan multicolores los cuerpos impávidos ante una luz y se lanzan eróticamente a los vehículos detenidos. Choferes, copilotos y pasajeros abandonan sus lugares y comienzan a amarse con total desenfreno. El tiempo detenido permite un disfrute de horas en solo segundos.
La luz cambia a verde y todo vuelve a la normalidad. Un rostro de satisfacción se evidencia en el tráfico y al iniciar su intercambio de mundos, la rapidez de los pasos de él y ella hace que sus hombros se acaricien sin querer. Continúan caminando sin voltear y conquistan la acera que antes perteneció al otro. Las nubes refrescan sus almas con un poco de sombra y solo esperan a que un nuevo semáforo encuentre a dos personas y para que sea posible escribir un minuto de amor sobre las furiosas y transitadas avenidas.
2 comentarios:
Cruces, entrecruces, pasajeros, al volante... miradas repentinas de gentes fugaces, que, en las fracciones de rojo que cortan el ritmo al frenético andar, posan sus miradas en los demás, dejan por un instante de ser ajenos, son cercanos, callejeros, pasajeros, pero cercanos, latiendo. Me detendré, respiraré y miraré más en los minutos en rojo.
No mucho que decir, que me ha gustado, mucho.
Y todas las fotos posteadas estan buenas.
Un beso para ti, a los tiempos pero el cariño de siempre.
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