foto por luciérnaga
Voy a relatarte una historia. Voy a inventarte en un cuento, con detalles minúsculos, segmentados, imperfectos; te haré el protagonista de la escena, te montaré en una loca estrella y te llevaré hasta mi luna para acurrucarte con un secreto.
No soy escritor, tampoco cuentista. Te escribo estas líneas porque las ideas absurdas rondan siempre mi cabeza, porque patean y patean hasta que las deje huir de mí, pues a veces yo misma las desprecio.
Paren y lloran y gimen y salen al mundo ensangrentadas en tinta azul, negra o carbón. Nacen y mueren en la superficie lisa y llena de hojas, abiertas las piernas para ser ultrajadas, deseosas de libido y compañía. Son cortas, largas, vivaces, perezosas también; son lerdas, zurdas, diestras o ambivalentes; son hombres, mujeres, niños, viejos, monstruos alienados; están vivas, más que muertas, llenas de multitudes pero al final están solas…
¿Y por qué?
Porque como te dije desde el principio, voy a contarte una historia, tan chiquita, tan frágil, tan mansa y extensa, pero tan mía, que cuando acabe de hilar el argumento, sé solo tu ausencia estará para ser el eco de mi voz que anhela fundirse en vos, vivir por y para vos, adentrarse y mutar en vos; cuando te cansaste desde antes de conocerme de oírme, cuando te quedaste en silencio ante la bulla de nadie, cuando te dormiste en pie sin soltar si quiera un bostezo; cuando te moriste de buena gana sin decirme adiós.
Aún así, mi historia te sonaría alucinante, divina; bastante no-cuerda para serte sincera, pero bien colorida y abierta; con tus sabores favoritos, tus dolores más anclados, tus amores no logrados –incluyendo el mío-, tus pasos, tu vida misma, que se quedó de este lado por tu tan irreverente apatía de ti mismo.
Solo desearía mirar tus grandes ojos oscuros cuando la oyeras, no exijo comentario alguno, no requiero respuesta, solo verte… Y describir en el brillo de tu callada existencia la pregunta que busco, el tema que no encuentro…. El nombre de la obra que debió emigrar tras tus alas o tus marañas sin dar media vuelta, sin rastro.
Ese es el único pero de mi historia, el único dolor verdadero y pesado de no tenerte; pues al fin la muert(e?) nunca fue un impedimento para mis planes contigo, más bien la realidad me jugó la mala pasada para impedir nuestro encuentro… Pero bastarda se siente mi historia; como ilegítima, como huérfana.
Sin identidad, ¿de qué sirve plasmarse? Sin referencias, ¿quién podrá llamarla o tan siquiera nombrarla? Se perderá tan frágil mi historia tan lúcida mi idea, tan llorada en mis ganas de hacerla parte de ti.
Así que contigo muere este relato, sin ti se disuelven las palabras, conmigo no se queda ni un solo extra… Lástima que era bonita esta historia, si hasta le cree una portada con un pequeño hueco en el medio, para si te aburría o disgustaba pudieras huir de repente y regresar al medio justo y desde allí, cambiarle el trayecto a tu antojo.
Si antes la vida nos separó y la muerte su enemiga acérrima quiere hacernos la taja, venite un ratito a mi lado –pero bien quedito-, que tengo que contarte algo.
1 comentario:
Sólo de este corazón Violeta puede nacer tanta sensibilidad. Eres grande mujer! Teamote!!
Publicar un comentario