foto por luciérnaga
¿Y por qué usted no se quiere casar conmigo? Yo amo a esta mujer pero ella no se quiere casar. Sólo porque soy casado. ¿Qué no se puede estar casado con dos a la vez? ¿No se invalida el primer intento cuando uno efectúa el segundo o viceversa?
No, en realidad es usted la casada, no lo niegue, ahí está el anillo. Pero usted y yo nos encontramos, así pasa.
¿Qué falta para que me diga que sí? Me le pongo de rodillas, la agarro por la cintura y la digo que la quiero, mirándola a los ojos. Sé que faltan las velas y el romance, pero este parque lleno de deportistas, vendedores y niños, viene bien.
Usted sólo dígame, ¿qué necesita de mí? Sólo que no sea casa, carro o joyas, bien sabe que de eso no tengo.
Le digo en serio, no soy celoso, no me importa su esposo. Y si a usted no le importa mi esposa, todo marchará bien…
Vamos cuatro meses conviviendo, dándonos besos, a los cuarenta y pico también se puede. No es mentira, créame en verdad, nos queremos casar, pero no me dice que sí.
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