lo que se produce
- aciertos e intentos fotográficos (12)
- acordes de luna (2)
- cuentos y cuentería (24)
- versos enmarañados (69)
domingo, 21 de diciembre de 2008
dE bOcA eN bOcA...
foto jocha de: David Guzmán - http://desdelpupo.blogspot.com
Boca que se entrega
a todos los rostros que ama.
Boca como esperpento para
deglutir palabras de aliento,
salivas enconfitadas,
carnes acorazonadas.
Labios que generan placenteros
cánticos de ultratumba,
traición de carnes,
fidelidad de sentimientos.
Boca selladora de
sentencias de muerte,
boca cosecha de
alegorías a la vida,
boca cual semen fecundo,
nutriéndosede
noches instantáneas,
de horas de ficción,
de letras improvisadas.
Boca recortadade películas treintañeras,
del Cinema Paradiso,
del acento francés,
encuentros prohibidos
y un rabo de luna.
Boca piernas abiertas
de deseo…
Y por eso
de boca en boca,
ansía un poco de
esmero,
cada vez que
entra y sale
a un nuevo
boulevard.
viernes, 12 de diciembre de 2008
manos - capítulo final
foto por luciérnaga
12
Empecé a correr, pero había olvidado firmar, eso es imperdonable para un artista. Metí ambas manos en el tarro de pintura y las coloqué de palmas en la parte inferior izquierda de la pared.
Un haz luminoso me cegó por unos segundos, seguidos de un ardor profundo en las muñecas. Cayeron como empanadas, una después de la otra y la sangre empezó a fluir.
No podía levantar mi cabeza, solo vi un par de botas negras y una voz ronca que me injuriaba, vandagloriándose por el ascenso que tendría por haberme atrapado. Otro par de pasos se acercaba, un ¡te pasaste de la raya!, un golpe seco y el par de botas cayeron a mi lado. En ese momento supe quien me había atacado.
Alguien me levantó y llevó a un auto. Me apreté las llagas contra el pecho para evitar la hemorragia y me desvanecí. Nunca vi su rostro, pero escuché claramente cuando me ordenó callar lo sucedido si quería seguir con vida y que me olvidará de todas estas estupideces.
Ahora me entiendes, sabes porqué no te busqué. Tú no me extrañabas a mí, como lo dijiste en esa carta que recibí unos días antes, eso lo supe desde el mismo día en que tu mano rozó mi palma al regalarme tus carboncillos.
Las amabas a ellas, las deseabas a ellas, no a mí. Me arrepiento de haberlas perdido. Ese no era mideseo, no fue una causa justa. Pues al levantarme de la cama del hospital, descubrí que mi país sigue siendo una mierda, que para el mundo mis manos solo sirvieron para hacer ‘justicia divina’.
Ellas, que tenían vida propia y hacían lo que querían contigo, encontrando siempre el lugar exacto, en la tercera costilla derecha, que te hacía elevar hasta el punto donde me amabas de esa manera.
No sé si ahora te sirvan de mucho, sé que las tienen congeladas en la morgue, esperando que su dueño vaya y las recobre. No nos hagamos los tontos, siempre te pertenecieron.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
manos - capítulo 11
lunes, 8 de diciembre de 2008
cuento de hadas en Mindo
manos - capítulo 10
jueves, 4 de diciembre de 2008
manos capítulo 9
lunes, 1 de diciembre de 2008
manos capítulo 7 y 8
... y continúa
miércoles, 26 de noviembre de 2008
manos capítulo 6
lunes, 24 de noviembre de 2008
manos capítulo 4 y 5
martes, 18 de noviembre de 2008
manos - capítulo 2 y 3
foto por luciérnaga
2
Mi primer día en la Academia de Artes fue terrible, como el primer día en cualquier cosa que se emprende. Me preocupé tanto en lucir bien -a veces el consumismo nos afecta a todos- que por buscar la ropa, peinado, maquillaje perfectos y hasta el tono de voz que usaría, olvidé tontamente los carboncillos sobre el aparador.
Lo recordé justo antes de ingresar en el salón y, como buena desordenada, dejé caer el bolso al piso y empecé a rebuscar sin sentido, pues tenía la completa certeza de que no estaban allí, que bobería. No entiendo porque a veces hacemos eso, engañarnos con conciencia, como creer eso de que la mano derecha no se enterará de lo que hizo la otra. Si ambas son cómplices, la una tapa a la otra pero nunca se desentienden, ambas viven o mueren.
¿Te puedo ayudar con algo? Esas fueron tus primeras palabras para mí, al observar como mis dedos, mis delgados dedos, pintados con esmalte lila que combinaba perfectamente con el buso cuello tortuga, hurgaban de bolsillo en bolsillo, a la vez que mi mente rogaba un milagro que trajera a los carboncillos de regreso a mí.
Olvidé traer mis carboncillos... y no dije una palabra más, pues cuando por fin alcé mi mirada, me perdí en tu quijada partida, en tus labios delgadísimos, en esas orejas de conejo, en esas entradas de tu frente y esa arruga tan sensual sobre tus pobladas cejas.
Sacaste dos barritas de carbón del bolsillo de tu chaqueta y las depositaste suavemente en mi palma zurda, diciendo que no valía la pena que el carbón pudiera arruinar el primer día de una chica tan linda. Gracias. Tomé mis cosas, las metí como puede y me perdí en el salón. Olvidé todo lo que había practicado en la casa, no mire a nadie. Solo me senté en el único pupitre que encontré desocupado junto al escritorio del profesor, pues ni modo, eso me pasaba por entrar de última.
Todos conversaban, pero no me importaba. Tome tus, mis carboncillos y luego de admirarlos como si fuera chocolate, empecé a dibujar. Saqué una hoja INEN de papel periódico y empecé a rayar...te:
Es un buen dibujo, pero diría que las orejas están muy chicas. No podía ser, estabas frente a mí, sonreíste, retrocediste unos pasos y dijiste buenos días!, seré su profesor de composición este semestre.
Me miraste, esta vez no bajé la mirada, sabía que nuestras manos se unirían más allá del papel y se dedicarían a componerse las unas a las otras, a dibujarse y desdibujar las líneas de nuestras palmas, a crear nuevas sensaciones, mientras nos durara.
3
Me duele la cabeza, el techo patéticamente blanco permanece arriba aunque con el mareo empieza a girar. No puedo ni agarrarme las sienes que me palpitan como bombo, ya no están. Las extraño y necesito más que a mis oídos que solo escucharon malas noticias, que a mis piernas que me llevaron por malos pasos, más que a mi lengua que hablaba puras bobadas filosóficas, aunque tuvo la suerte de roer tu paladar, encías, dientes y de vez en vez se sentía una sola con la tuya.... MAKTUB.
He pensado en llamarte, en escribirte, en contarte que fue de mí, que pasó con ellas, luego que te transfirieron a provincia por despecho. Pero tengo miedo, terror de enfrentar esta realidad, donde así te llamará no sería yo quien digitara tu número, si te escribiera, no sería mi mano zurda la que hiciera los trazos, si te viera, ya no podría tocarte o acariciarte o si quiera al menos, golpearte. Porque ya no soy yo, no más, ya no existo igual que antes.
Viene una enfermera gorda y rubia de farmacia que me observa, igual que el niño de la gasa, pero además demuestra lástima. Pobrecita, dice con inspiración, quiénes les hicieron esto, me acaricia la frente. Intento decir algo, pero no surgen las palabras. Ella cree que tengo sed. Levanta mi cabeza con su mano izquierda y me da de beber un poco de agua. La siento como vinagre, clavada en esta cruz sin brazos, le vomito encima.
y continúa....
viernes, 14 de noviembre de 2008
manos - capítulo 1
Las paredes de color rosa enmohecido, me indican que estoy en el Patronato del Norte, ¡qué coincidencia! tan cerca de mi casa, está frente a la feria libre del mercado. Por eso el fuerte olor a cebolla y humanidad.
Tengo una comezón en el muslo derecho, con esfuerzo me rasco con el codo, pero no es lo mismo. Al virar a mi izquierda, noto que no estoy sola en la recámara, un niño con una gran gasa y esparadrapo en la cabeza, me mira como a un fenómeno desde su cama. Me pregunto si estaré muy despeinada y le sonrío. Ahora es él quien se vira.
El techo blanco, me transmite su desesperación. Pide a gritos sordos ser ultrajada, mancillada, violada, yo la entiendo, no soporta el peso ruidoso que le deja el vacío... Y yo, que le hubiera dibujado un par de dragones de dos cabezas entrelazados, en una noche de estrellas luminosas, ya nada puedo hacer. Sus bocas despedirían fuego, las cuatro enfocadas hacia el centro. Allí, habría una casita de madera, donde dormitaría plácidamente un infante.
Sería hermoso, una verdadera obra de arte... Así elogiabas mis trabajos en la Academia, pero no será esta vez.
viernes, 7 de noviembre de 2008
lluvia
foto por luciérnaga
Una, dos, tres
minúsculas, silenciosas
y recatadas gotas
de rocío crecen
patas arriba en
laderas blanquecinas.
Derramando sus frutos
en las áridas calles y
avenidas; en los desolados
tejados ya sin gatos,
en las cabezas menudas
de transeúntes y uno que
otro loco que al igual
que yo, recibe de faz
a la dulce lluvia mientras
SOLO
Camina.
Resbalan, corren
juguetean por mis
sienes, por mis cabellos
enroscados y húmedos
que se meten por
pestañas y ojos.
Penetra por los poros
a las entrañas y
hasta purifica el alma.
O la lava, de afuera
Pa’ dentro con ayuda
de una que otra gota,
de adentro pa’ fuera
que cura los dolores
que llueven mientras
SOLA
Camina.
Ríos intransitables
de agua se llevan
la basura de todos:
recuerdos de fiesta,
comida y otros
cotidianos menesteres.
La atmósfera es gris,
los vidrios se empañan
y no de puro amor,
los paraguas no resisten,
se entumen los miembros.
Se aspira un aire gélido
y se expele un vaho
con el poco calor que
nos queda de vivos mientras
SOLO
Caminamos.
Estallan, se rompen,
golpean, castigan
a chompas y ponchos;
las grises nubes que
indolentes y quemimportistas
se agrupan en lo alto.
Creando descargas
poderosas de
ruido y mucha
luz, pasando
corriente entre
dos cuerpos unidos
por el azar,
que se besan con
la mirada mientras
SOLO
Caminan.
Lenta, suavemente
la llovizna que
cubrió las pieles
y agitó los corazones
de estos dos desconocidos
se pierde, desaparece.
El azul cielo
ahuyenta a las
pocas nubes,
el vapor se eleva
por los postes
y un tenue rayo
de sol anuncia
el retorno de la vida
a las calles ahora
pobladas de gente
que, como siempre,
SOLO
Camina.
martes, 28 de octubre de 2008
un minuto
foto por luciérnaga
Ella y él miran al frente en busca de su meta: el otro lado. Y durante la travesía entre buses y autos de colores, torpemente sus ojos se encuentran, se reconocen y luego con temor se rechazan. Él observa al auto deportivo que cruza a toda prisa. Ella al mecánico hombrecito de rojo que le indica esperar todavía.
Los segundos pasan y la impaciencia de ambos es evidente cuando al unísono giran al semáforo vecino que sigue en verde. Vuelven a encontrarse, pero esta vez mantienen sus miradas por tres segundos, tiempo suficiente para que ella, descubra los bellos ojos verdes que el hombre oculta bajo sus lentes y para que él, encuentre simplemente encantadora la sonrisa de la muchacha de mameluco y mochila, que reacciona riendo ante el piropo de un peatón.
El calor no solo eleva la temperatura, las miradas les chispean con ardor. Al instante, cientos de hormonas abandonan multicolores los cuerpos impávidos ante una luz y se lanzan eróticamente a los vehículos detenidos. Choferes, copilotos y pasajeros abandonan sus lugares y comienzan a amarse con total desenfreno. El tiempo detenido permite un disfrute de horas en solo segundos.
martes, 21 de octubre de 2008
aErOpUeRtOs
foto jocha de: David Guzmán
Para la nena linda...
La compañera de lucha,
que desde nueva trinchera,
nos enseña que no existen fronteras...
Para el resto de la familia,
abrazada en distintos
sueños del mismo pupo.
Todavía nos une el llanto,
Nos homogeniza el dolor,
Nos parte el alma
Por igual la separación.
Terminales palpitantes,
Catacumbas de adioses
Altares de bienvenidas.
Al nacer lágrimas,
Al partir lágrimas,
Al morir mares salados…
Counters sombríos,
Maletas con testamentos,
Trenes de aterrizaje chillones,
Mallas de migrantes expectantes,
Volar solo para entrar en conciencia
De que en el retorno está
El definitivo adiós.
martes, 14 de octubre de 2008
salsa
Foto por: luciérnaga
Se encienden las estrellas,
Se apagan los motores,
La Mariscal se embulle glotona de
Miradas, pasos, encontrones.
El tiempo kaotiza,
En sube y baja emocionales,
La piel se erotiza, los poros incitan…
La cómplice música con sus bongoes,
Sus negros y su clave,
Congrega una secta de reivindicación de la
Bohe-mía y la comunión del cuerpo…
Donde Changó, Ochún y Oricha
Llenan de colores de fuego,
Sol y nieve los latidos del corazón.
Caderas-dientes se muerden unas a otras,
Comen, mastican y degluten.
Pies-hormigas encuentran camino a seguir,
Sin hablar, unos tras otros.
Manos elásticas contorsionan,
Cual equilibristas
Sobre soga invisible.
Una sopa primigenia
De sudores, olores y sabores
Unos amores peregrinos,
De ocasión, de invención…
Unos solitarios de siempre,
Unos locos de nunca…
¿Acabar?
Mientras las estrellas chismean,
La Virgen de Legarda calla sus ganas,
En su frigidez de piedra y frío de páramo.
Y el Pichincha, viejo y pícaro sabio,
Recuerda a la nívea Cayambe,
A la Mama Cotacachi,
Y las anhela vehementemente.
Y abajo se funden las pieles
En un amor puramente carnal.
Y vuelven los andróginos
A dominar y ser dioses
De rabos de luna plateada,
Libres de castigos, moralismos
Por agotadoras horas.
Con el último latido del timbal,
También agoniza el deseo…
El clímax la ciudad,
Parte las pieles,
Rompe el conjuro…
¡Hasta la vuelta Señor!
lunes, 6 de octubre de 2008
.. mar ...
Foto jocha de: Omar Arregui
“Volver a enfrentarte con tus huellas y
sentirlas completamente indiferentes y ajenas”
Aves prehistóricas sobrevuelan sobre el celeste espejo salino,
Aviones de ataque contra soldados de aletas y escamas,
Clavados en picada, como flechas…
Como suicidio colectivo en busca del pan para sus críos…
Y al fondo… Volcanes que emergen del agua y rompen su línea horizontal.
Palmeras diosas que mecen sus cabellos verdes y esconden
en su sexo el néctar de la vida en redondas cabezas de piedra.
Diminutos seres que bajo tu manto generan vidas,
ciudades de ultramar o arena…
Sal que guarda historias momentáneas, camino de huellas indescifrables,
Deseos turbios, desvelos con dedicatoria y atardeceres sin compañía…
Mar límpido, azul turquesa que se transforma en blanca nieve
y choca con las negras rocas fosilizadas que parecen anhelar
una caricia o se mimetizan con la gris arena y desaparecen
en un beso instantáneo…
Mar de pescadores con pies de caucho,
con olor a azufre y manos de mago…
Mar de pieles de colores, mar sin racismos,
sin objeciones, prejuicios ni supersticiones
Mar que abres tus piernas y ofreces el paraíso
pero solo a pocos guardas, sumerges, ahogas en tu muerte de privilegio.
domingo, 28 de septiembre de 2008
semana santa
Tomaba apunte con un gran detalle de los rostros, colores y elementos del ritual con alguna esperanza vana de publicación en el diario antes del cierre de las 16:30. Yo, la asistente que con mi minúscula cámara intentaba batirme duelo con decenas de Goliats que con sus gigantes lentes empequeñecían mi alma.
De lejos, don Rodrigo, con sus años encima y su no poco ignorable cámara realizaba a la perfección las tomas que yo haría mucho mejor si tuviera su lugar.
Desde hace 6 meses que trabajo para el medio hago lo propio. Cubrir desde mi rincón oculto, en este caso, la Vargas y Esmeraldas, con mi libreta de papel Kimberly, mi cámara digital de solo 3.2 pixeles y siempre más anónima, más retraída e insegura. Escribir mis fantásticos reportes que luego procesaba hasta la madrugada pero que nunca me atrevería a presentar.
Hoy los conté, sumaban ya 66 mis escritos. No se si el pasar como un fantasma toda la secundaria y la mitad de mis actuales estudios universitarios, me acostumbraron a ser el mejor testigo silencioso de los eventos, pero como fantasma igualmente a ser la más imposibilitada para comunicarlos al mundo mortal del cual formaba parte.
La multitud desordenada y renuente a permanecer en su vereda obligo a un enjambre de cucuruchos a detenerse por un largo momento. El más agradecido era sin lugar a dudas el Cristo de turno quien, aunque lleno de pintura roja y latigazos ficticios de piola, estaba francamente exhausto.
La particularidad de ese rostro fue suficiente para el asalto de varios lentes que ajenos a cualquier solemnidad o religiosidad convirtieron a los personajes en modelos y al centro de Quito en estudio. Acabaron en minutos varias memorias y rollos a su antojo.
Mientras la mayoría de fotógrafos se embrujaron con el Cristo, yo me sentí atraída por los pies desnudos de los cucuruchos. Sigilosamente y agachada al máximo, entre la multitud tomaba sonrientes, cansados, blancos, sucios y duros pies sin estorbos ni competencia. Al menos aquí tenía la exclusiva.
Por fin llego el día, San Viernes. Hoy encontraré la fotografía que me permita irme de vacaciones. El sol es insoportable, creo que en esta esquina aguardare el paso de todo… Solo debo encontrar ese algo que nadie aprecia y estaré del otro lado.
¡Pobre hombre! Encima del cansancio de cargar tremenda cruz a hombros, le toca posar. Estos típicos gringos que con sus rizos creen poder estar en medio de todo. Seguro que ni entiende la razón de todo esto. Simple folclore, simple turismo…
A sus adentros, tal vez ni siquiera él entendía algo. Tomando su gran lente angular y haciendo una cola a sus largos cabellos lacios, se abrió también entre la gente que sin chistar observaban extrañados al flaco hombre. El gran parche negro de este fotógrafo sobre su ojo derecho era en definitiva singular y le daban más prestigio entre el gremio que al notar su presencia hicieron venia al recién llegado con un espacio en la montonera frente a don Cristo que ahora hasta sonreía por tanta atención prodigada.
Para no hacer sentir mal a nadie, solo tomó 5 fotos despreocupadas y se alejó. Los otros, dudosos, no sabían si seguirlo o permanecer absortos. Al parecer, este viejo no podría ser tan importante como el ‘gringo’- como ellos pensaron.
Mientras caminaba en busca de ‘algo’, lo que fuera en los morados rostros encapuchados del desfile, una silueta minúscula y escuálida de rodillas obligo a su único ojo a girar. Parecía estar suplicante frente a un anciano cubierto. Al aproximarse descubrió una pequeña cámara digital entre sus dedos.
La humildad de su silencioso trabajo y la forma en que daba después las gracias a los pies-hombres que fotografiaba lo conmovieron e interesaron, pero nunca pudo verla de frente. Se quedo de pie y su único ojo la siguió con la mirada…
***
Si estos callos hablaran, seguro entenderían menos o más la razón de este maltrato extra… ¿Por quién caminamos? No vemos trabajo, ni pastizales, ni lugar de destino… ¿a dónde vamos?
¡Que tonta! Seguro ni entienden que hace esta flaca intentando un dialogo con ellos a través de este aparato. De todas formas, yo hablaré por ustedes, hoy contaré la Semana Santa desde abajo, desde sus mundos dispares.
Y saliendo del asfalto continuo agachada por la vereda ahora moviéndose con dificultad entre los curiosos para saludar con su minúsculo lente a las zapatillas, sandalias, medias, mocasines y a cientos de olores que se mezclaban con la basura y el ladrillo del bordillo. Después de unos minutos más, guardo la cámara en su shigra y empezó los apuntes en un cuaderno de tapas verdes… Su rostro se iluminó por un débil rayo de sol que traspasó una nube…
***
¡Es linda! ¿Sera de algún medio? Debe ser nueva, no la he visto antes por aquí… Me gustaría ver sus fotos, pero nunca me las mostraría, así es entre nosotros.
Y al sonido de un bombo, el lastimero canto de la banda reanudó el paso de cruces y anónimos mártires en la procesión y para el resto de feligreses que rompían las filas para seguirlos hasta la iglesia. Momento para un café.
El hombre del parche perdió de vista a la joven. Desilusionado se fue al Café Modelo a fumar un poco.
***
Podría armar un fotoreportaje… Solo pediré una buena taza de café y empiezo a redactar, con suerte terminaré antes de las tres.
Sonriente y con su café a un lado, escribía inspirada, engañándose a si misma de ser tomada en cuenta para el cierre de edición. Ni siquiera se atrevería a ir.
¿Tomar fotos de pies es algo irreverente? Debes ser muy buena.
Sonrió tímidamente al escuchar por primera vez en su vida un piropo de alguien que había notado su presencia. El parche negro la intimidó aún más, sabía perfectamente quien estaba en frente suyo.
¿Puedo acompañarte mientras termino mi cigarrillo?
Sí claro, no hay problema.
Supongo enviarás este material a algún medio, veo que hasta redactas una nota.
Aún no estoy segura, soy independiente.
Por favor, dímelo, solo quisiera comprar la revista o periódico en que vas a publicar, creo que tus fotos serán muy interesantes.
Si quieres, te las puedo mostrar… Y extendió su cámara para que él la tomara.
***
Mientras recorría el slide de fotos, lo entendió todo. Al iniciar las fotos de los pies, la del anciano fue su favorita. Esa era la foto de sus vacaciones...
Llegó la noche después de una tarde de garúa continua, propio de los Viernes Santos. Ambos salieron del café sin rumbo fijo.
***
La portada de una revista conocida de la capital mostraba un par de pies envejecidos semanas después.
El hombre del parche negro disfrutaba de sus vacaciones en una montaña de la serranía y, la joven tímida continuaba su sigilosa tarea en aires lejanos de su ciudad natal.
De pie en su rincón oculto, ahora, en la Primera Constituyente y Velasco. Con su libreta verde de siempre, anónima y tímida, pero con una pesada cámara con lente gran angular entre los dedos y un material que entraría a las 18:15 al cierre de edición... Esperaba el regreso de Joaquín de sus días libres.
FIN
viernes, 19 de septiembre de 2008
cuando el hueso llora...
Foto jocha de: David Guzmán
Cuando el hueso llora,
arde en calores y
éxtasis no conocidos.
Cuando el hueso llora,
se hinchan los músculos
en un abrazo de cobijo.
Cuando el hueso llora,
brotan lágrimas de leche,
crecen raíces de calcio,
se mece cual infante.
Cuando el hueso llora
y te empeñas en acompañar sus lágrimas,
sientes como se desmiembra a hilachas,
tiritas y tirita a la espera de una pronta
reconciliación con la dermis.
Cuando el hueso llora,
como parada obligatoria,
es sabio escuchar sus gemidos,
sus enseñanzas de girasol y menta.
Cuando el hueso llora,
a veces se torna violeta,
rojo, azul, melocotón,
olvida sus penurias e
inventa formas de alegrarse.
Cuando el hueso llora,
se viste de nariz,
se bebe una sandía,
se pierde en una ronda…
Cuando el hueso llora,
su sanación es un milagro
de juegos, besos, sondrisas
y abrazos de niños imaginarios.
lunes, 8 de septiembre de 2008
...hastío...
foto por: luciérnaga
Cuando un cielo gris duerme dentro de la casa
Y los libros-bestia viven en el abismo,
La tierra pare y se parte en verde.
Huyes del todo para olvidar el aire negro,
La cumbre triste muere por la noche
Y los labios nacen entre lágrimas e ilusiones.
viernes, 29 de agosto de 2008
café
foto por: luciérnaga
Es hora de tomar un café...
Para abrazar a la nostalgia
en sus absurdas imágenes,
siempre llena de negativos,
blancos y sobretodo negros,
mate de recuerdos.
Celebrar la amistad y
sus inconsistencias,
el amor confuso,
el deseo de eternizar
la mínima chispa de
felicidad o su intento.
Acompañar su aroma
con el humo de un
cigarro que te consume
en las ganas de lo prohibido.
Y fumarlo sin cuernos,
pelos o siquiera fantasmas.
Es hora de tomar café...
para terminar un ciclo,
dar la última vuelta a
la rueda de una serie
de tropiezos, sustos,
gustos
y casi ningún acierto.
Liberar a los que amamos
de nuestras cadenas de yoísmo,
echar un par de lágrimas, mil
disculpas, dos silencios.... siempre,
siempre silencios.
Ahorcar las manías
por un rato prolongado,
sacar el pie derecho del baúl
y empezar a recoger pasos
masacrados o parchados.
Es hora de tomar café...
Por el simple éxtasis de
vivir el vicio envolvente
de su amargura morena,
y la dulzura de su
color asfixiante.
Absorber su vida evaporada
por las narices y sentirte
en un momento traspasado
a extensas llanuras de
negros recolectores.
Detener por una hora el paso
del click-clock... y de a sorbos
sentirte al menos dueño
de un pequeño espacio
reducido al peso de una
taza de café.
martes, 19 de agosto de 2008
claúsula olvidada
Gonzalo prende una vela para abrigar la alcoba. Un tímido lirio blanco parece flotar en la oscuridad de una esquina. Camila se coloca una diminuta pijama violeta, prende el televisor y coloca una película francesa en la pantalla. El ruido del idioma extraño, evitará los silencios tortuosos y más aún, los diálogos innecesarios en este ‘estricto’ intercambio de servicios y carencias.
Amigos de años o de nunca. Con ganas de siempre y Rafael, el ex de Camila y mejor amigo de Gonzalo como pretexto perfecto para evadir el amor.
Un chau. Un portón que se cierra. Una rutina que reinicia o se retoma. A Camila le queda el placer insuperable de un útero ultrajado a diestra y siniestra con consentimiento y un lirio blanco en la mano zurda. Gonzalo conserva en sus dedos, en su boca, el sabor del 7mo día de ovulación… O será del 14?
Pasan dos meses y medio. Gonzalo termina su primer editorial. Saca su celular del maletín. Llamada perdida de Camila. Le marca. No le permite hablar. Escucha silencioso la cláusula que olvidaron escribir. La biología no entendió de falta o exceso de amor. Camila no puede con la culpa. Confiesa. El muerto yace desde hace media hora, hasta la eternidad, bajo el césped de un parque de la ciudad.
sábado, 9 de agosto de 2008
ángel negro
“Porque también somos lo que perdimos
… o nunca tuvimos”
Fue hace un año que te escribí
la primera de mis cartas, ángel negro.
Y sigue siendo tan extraño
Que aún mis palabras no puedan
Regalarte un rostro o ponerte un nombre, ángel negro.
Nací sin conocerte, moriste sin identificarme
Cuando yo llegaba, tú partías, ángel negro.
Crecí sin tus sonidos, sin el reflejo de tus ojos en mi pupila
No impregnaste tu olor en la casa,
Pero la historia se escribe a renglón torcido
Y elegiste estar en todas partes, ángel negro.
Unas blancas alas le sientan bien a tu piel marrón
Que como una sombra siguen mis pasos,
Para saberlo todo sin decirte nada, ángel negro.
Voces alrededor te hicieron leyenda
Y no es que desconfíe ángel negro.
Pero la única huella perenne para mí
De tu culpabilidad en mi existencia,
Es un lunar sobre mi boca, ángel negro.
Frente al espejo te reflejo, te encuentro
En mi sangre que corre, ángel negro.
Cuando tu guitarra dialoga conmigo
Y se unen nuestras voces cual bolero
En las noches de frío, ángel negro.
Y aunque podría reclamar al tiempo
La escasez de mimos, ángel negro.
Me resulta difícil añorar tu sombra
O recorrer tus vacíos cuando solo
Falta lo que estuvo presente, ángel negro.
Fue hace un año en que te escribí
La primera de mis cartas, ángel negro.
Y sigue siendo tan extraño
Visitarte en el lugar donde no estás
Y decir feliz día papá, cuando solo eres un ángel,
Mi ángel negro.
sábado, 2 de agosto de 2008
El retorno definitivo de la niña de las medias violeta
"Una luna que con las mareas...
se convirtió en cometa"
Luciérnaga
Llevaba semanas, meses, años quizá encerrada en el frasco de galletas de la alacena. Ni el señor O, ni la inquilina de la casa, notaron su ausencia. Allí pudo de a poco, recuperarse del banquete del cual fue plato principal.
Había terminado hasta con las migas de las galletas de avena con pasas, sus favoritas; se lamió toda la crema de las de chocolate; les mordió todos los bordes a las de coco. Cansada, incómoda y un tanto ciega por la falta de luz, la niña y sus medias violeta salieron gateando nuevamente a la vida del mundo exterior.
Estiró sus largas y ahora hormigueantes piernas, abrió bien despacito sus ojazos de capulí y pronto al reencontrarse y re-sentirse en las maravillas del O2, el cielo azulito y la tierra renegrita, sus dientes chuecos volvieron a brillar…
La casa-caracol estaba sola. Su dueña, últimamente, andaba muy ocupada, con responsabilidades y ocupaciones de a gratis. Harto polvo y seres multipatas merodeaban los curiosos pasos de la niña que con dedos, ojos, orejas, labios, tomaba objetos y les inventaba nombres que solo ella entendía.
Al final de su caminata, llegó a la puerta de la calle. En la vereda yacía parqueada una verde bicicleta oxidada. Estaba triste y lloraba a piñón y un cuarto. Su dueño la había abandonado ya hace varias lunas. Muchos la habían observado, pero nadie se animaba a adoptarla.
La niña, traviesa como todo infante, inició un diálogo con la cleta mientras trataba de entender el mecanismo de funcionamiento del extraordinario aparato lleno de círculos y metales. Finalmente se animó a dominarla y, aunque su cuerpo era pequeño y casi casi no alcanzaba el volante, sus largas piernas lograron iniciar el pedaleo.
Se creyó pronto una perfecta equilibrista, una maga de la velocidad, una diosa del movimiento… Todo iba perfecto hasta que un haz de luz chocó con ella, haciéndola caer en una voltereta, al enredarse nuevamente sus medias violeta.
Inició una rabieta de guambra malcriada. Lágrimas blancas corrían por sus rosadas mejillas y gritos se ahogaban en una cuchara donde terminaba la calle. Pronto, 5, 8, 13, 20, 26, decenas de niños la rodearon preocupados. Le preguntaban el nombre, pero ella ni hablar podía. Por sus colores, le llamaron Violeta.
Eran niños multisabores: chocolates blancos, negros, amarillos, pintaítos y hasta bicolor. Salieron de algún rincón del cajón de su ‘niño interior’ al estrellarse con la cleta. La colmaron de francas miradas, abrazos de oso y depositaron en su boina negra, toda la fe que le tenían.
Y a pesar de su horrenda pataleta, uno de los pequeños se enamoró profundamente de ella y le regaló una dulce paleta. Después de una lamida, ella le devolvió una sondrisa coqueta.
miércoles, 30 de julio de 2008
mecenas de lluvia
por una semana para reivindicar la esperanza en los sueños...
Y para aquellos locos que acolitamos a éstos en su misión.
Foto por: luciérnaga
En tiempos de realidades virtuales,
mercados globalizados y bisturí a domicilio,
los antiguos oficios arte-sanos,
de solidaridad compartida, yacen muertos.
solo Natura que en huelga permanente
se niega a adaptarse y conformarse.
Misionera, se reparte sin poses,
meretriz, se abre entre montañas,
maga, aparece cuando le da la gana
mecenas, favoreces al trovador
en su canto de esquina, de penal,
de trinchera y ruiseñor.
Tu purificante baño andino,
ritual de cascada de cielo cotidiano,
mantiene en estos cuasi-artistas
los derechos compartidos,
la piratería como institución,
los bolsillos llenos de panas,
vacíos de plata.
Promotora de conciertos clandestinos,
con marketing de perifoneo,
auspicio de pan en casa prestada.
Tus nubes, vientos y gotas invocan
composiciones que llegan
como epístolas de desamor,
como diarios personales,
como citas psiquiátricas,
de los malestares de nuestra cultura,
de la patria chica y grande,
siempre y nunca
de uno mismo.
Tu percusión, tu llanto contra
veredas, techos y valles inspiran
canciones sabor a maíz,
a manzana verde,
a leña y carbón,
a conejo de luna llena.
Corean versos sobre desnudez,
sobre urgencias de un
otro igual que acompañe
a abrigar el viejo colchón.
Tu pintoresca coloración,
tiñe de vivaces reflejos
a las plazas atardeciendo.
En una celebración de lo cotidiano,
de acordes felices de dulce galleta,
de tristes pasillos de maracuyá,
para mujeres musas, brujas,
-escaramuzas-
Mujeres violetas, verdes,
pardas pero siempre claras.
…Eres ‘mala compañía’ de tabacos,
tragos, vuelos, cafés e insomnios…
Lluvia que desde el pupo del mundo
acoges a seres caminantes,
juglares urbanos,
predicadores de la irreverencia,
excéntricos de la normalidad,
simples y vitales seres humanos.
Tu fina garúa les besa sabor a queso,
les abraza fría con páramo y deja
una chamiza con guitarras mojadas
-pero llenas de ganas-
y un rinconcito de quiteñidad bohemia.
Para seguir con las complicidades,
los cantos de vida,
los amaneceres de hermandad,
y su fe en las estrellas,
como única alforja de recorrido
en una América multicolor.
Lluvia junto al sol,
te vuelves mariposa de color
para el gris trovador.
Julio 28, 2008.
sábado, 26 de julio de 2008
última caricia
Foto por: luciérnaga
Cuando la impavidez del transporte urbano
Ahoga y perdura en su engaño-truco
De movilidad, estrés y rutina.
Cuando el obrero cansado cree
Que huir al hogar es su única salida.
Cuando se encienden los faroles
Para apagar a estrellas y luciérnagas,
Cuando crecen los tejados con sombras,
Marañas y otras lagañas exiliadas.
Nace una luna diente de oro
En medio de una carcajada azabache.
Luna siempre solitaria, pollito huérfano,
Empachada de inocencia de mimbre.
Cuando el hambre callejera
Se refleja llucha frente a escaparates.
Cuando ventas ilegales, ambulantes
Gruñen entrañas vacías de afecto.
Cuando agua de panela con cuchara
Es el único combo de la vieja lavandera.
Cuando sabuesos callejeros y niños
Inventan bacanales de basura.
Nace una luna queso de ambrosía,
Luna galleta de avena, rocío de miel.
Luna natilla, flan de caramelo,
Bizcochuelo, manjar de leche,
Cuento consolador del abuelo.
Cuando el indio reniega de sus huellas,
Luna maíz, mazorca perfecta, preñada de Inti.
Cuando el negro restriega su piel,
Luna obsidiana, grano de café, rostro de Pacha.
Cuando el mestizo no se encuentra,
Luna fanesca, péndulo constante, wipala sinfín.
Cuando el cristal de la buseta
Es una pantalla de cine mudo,
Y la córnea una danzarina
De casas, autos y montañas.
Nace una luna girasol, mariposa,
Luna quinde, aleteo imperceptible,
Que se suspende en el vacío.
Luna botón de oro, en levita oscura
Engalanada para un baile de tuertos.
Luna que al día siguiente de parida,
Voltea su mirar al sol envidioso
Para robarle un último beso antes de
Comerse de nuevo a sí misma