domingo, 16 de enero de 2022

Hasta pronto Muñequita mía

 


Quise preparar unas letras para poder verbalizar todos los sentimientos que tengo atorados en la garganta, en el corazón y en las tripas y así dejarte ir en paz, que es lo que mereces después de una vida tan llena de amor recíproco y por lo cual, solo anhelo que tu alma, que estoy segura los gatos tienen, vuele libre y feliz.

Hoy partió al cielo de las Whiskas mi amada Muñeca. Luego de 13 años de acompañarnos día y noche en este plano, la verdadera dueña de nuestro hogar, cerró sus ojitos y se fue a brillar en una estrella junto a la luna llena. Subí hoy a la terraza y te vi sonreírme ahí y esa sensación me impulsa a escribir. 

Fuiste mi primer regalo de Navidad por parte de David. Ese gatito que añoré tener desde la infancia pero que jamás pude tener, fuiste por tanto testigo de nuestra historia de amor desde el inicio y has vivido con nosotros todo lo que ha implicado construir nuestro hogar-caracol, los mismos 13 años de tu vida.


Recuerdo el día que llegaste en una cajita de cartón. Cuando te sacamos, te escondiste detrás del sillón, eras una bolita de pelos, estabas asustada. Yo me senté en el suelo y te miraba con devoción mientras te cantaba “Tengo una muñeca vestida de azul, zapatitos blancos…” por tus hermosas patitas de leche. Creo que estuvimos así unas 3-4 horas, hasta que de a poco empezaste a acercarte a mí, poquito a poco, y cuando ya estuviste conmigo, cuando me viste y confiaste, supe que nunca más nos separaríamos.

Aprender a convivir fue toda una odisea: acabaste con nuestros pufs, cazaste un pajarito de su nido para nosotros, apareció en la alfombra de la entrada de la casa. Me llenaste de arañazos, odiaste desde el primer día bañarte, pero logramos encontrar un modo de hacerlo. Pero así mismo fuiste la mejor compañera: en mis piernas mientras trabajaba o estudiaba en la compu, para echarte encima de mis papeles importantes y arrugarlos, para jugar con las bolas de papel que hacía de recibos cuando preparaba mis impuestos, para estar en mi pecho mientras estaba acostada en el sofá y en mis piernas cada noche, sin falta, a la hora de dormir. Tuve que aprender a dormir sin moverme, para no molestarte.



Cómo olvidar cuando aprendiste a morderme los dedos a la madrugada para que te pusiera comida o lo experta que te hiciste en maullar a tu papá para que te abriera el agua ya sabes de donde no lo tenías permitido. Pero siempre fuiste su consentida, así que pese a mis NO, para ti todo era sí solo cuando lo mirabas y le maullabas de un modo particular. Y con él, solo con él te dejabas hacer la peluquería, pese a que te cortaba horrible, no te movías nada y creo que hasta lo disfrutabas. Y cuando yo no estaba, era él quien te brindaba su cuerpo para dormir plácidamente en nuestra habitación todos los días, ¡qué falta nos vas a hacer en las noches en nuestra cama!


Cuando Violeta llegó a mi panza, fuiste la primera en saberlo. Todo mi embarazo te echabas ahí, sabías que una pequeña vida estaba creciendo en mí y cuando Violeta nació fuiste la hermana mayor más increíble, cuidando desde la esquina de la cuna a la pequeña, brindándole amor y siendo paciente, tanto que dejabas que solo ella te haga trapo, pese a que odiabas a los niños, a ella la amaste desde el primer día. Esa relación especial entre tú y Violeta la he disfrutado tanto mientras ambas la hemos visto crecer y cumplir 10 años. Últimamente uno de tus lugares favoritos para pasar la mañana era su cama, ahí mezclada entre los peluches, a veces no sabíamos quién era quién. 

Martín siempre te ha tenido alergia, días más, días menos, pero el amor era más que no le importaba cargarte y llevarte a su cuarto para estar contigo unos minutos, aunque eso implicara días de estornudos y congestión. Aprendieron igual a quererse a su manera, pese a que veces huías de él, te encantaba esconderte en su cuarto, debajo de la cama cuando nosotros teníamos que llevarte al veterinario, bañarte o hacer algo que no te gustaba.


Hasta te ganaste el corazón de tu abuelita, mi madre, quien siempre odió a los gatos y por eso nunca me dejo tener uno. Pero mira lo radiante y perfecta que eras que ella siempre al subir te llenaba de mimos, te hacía hacer tus ejercicios y te daba vueltas en el piso y a ti te encantaba. Tanto te amó que te regaló uno de sus chales para tu maleta para las visitas al veterinario.

Has tenido una vida plena, llena de salud, llena de amor, de bienestar. Dormir, comer, el arenero y jugar con tus juguetes favoritos: los clips y las bolas de papel. Amabas meterte en la cama cuando la estaba tendiendo y moverte por debajo de las sábanas revolviéndolo todo. Rascar tu cabecita era lo mejor y tu ronroneo era la cosa más sanadora que mi pecho podía sentir mientras me amasabas para acomodarte a descansar. Extrañaré verte saltar a la mesa cuando compremos sushi y esperes tu pedazo de salmón o la reacción reflejo que sacaste a las latas, porque todo parecía atún. Extrañaré verte en la ventana mirar al horizonte con ese mirar tan inocente, gruñir a las palomas atrevidas que se posaban cerca a nuestro hogar y verte disfrutar de tu hamaca, del sol mientras mirabas la ciudad.


Has sido tan especial, que te he escrito poemas, tienes tu versión en títere y hasta tienes una canción a medio componer que hicimos entre Violeta y yo: “Muñe tierna, Muñeca tierna. Muñe loca, Muñequita loooca…”. Eras tan guapa, tus ojos, tu pelaje largo, tu garbo al caminar, amábamos por eso hacerte fotos en todas tus poses, la mayoría de vagancia, creo que en el fondo, envidiamos siempre tu vida.


Tengo tanta gratitud en el corazón por todo lo que recibí de ti, tengo tan presente tu rostro pequeñito, tu nariz rosada, tu lengua con la que me acicalabas y te tomabas las gotas de agua de mis pies cuando salía de la ducha. Siempre estabas ahí, habitaste cada rincón de este hogar físico y de mí. Me amabas de verdad, tanto que cuando estuve enferma, casi 6 meses sin poderme levantar, tú tampoco lo hiciste, en huelga o solidaridad, y sentí tu cálido cuerpito junto al mío todo ese tiempo, brindándome amor, compañía y cuidado. Espero haber sido algo recíproca contigo, después de ese tremendo acto de amor que experimenté y que fue parte fundamental para darme ánimos para volver a levantarme y sanar.


Estos dos meses han sido desoladores. Ver tu luz apagarse ha sido muy doloroso, ver cómo te acababas de a poquito me ha partido el alma y me ha llenado la impotencia de tener que entender que es el ciclo de la vida y que debía prepararme para este día. Creo que me llegaste hasta a odiar en estas últimas semanas, mientras te obligaba a comer y tomar agua con jeringuilla, solo esperando que milagrosamente volvieras a estar bien y así pudiéramos tenerte más tiempo a nuestro lado. 


Fue duro decidir hoy dejarte partir, pero sabemos que era lo más digno, lo que se merecía una reina como tú, luego de una vida tan plena y donde nos diste todo, permitirte irte como tal, llena de nuestro amor y brindándote el descanso digno de el ser de luz que has sido. 


Hoy te imagino saltando de nube en nube, comiendo Whiskas que no te engordan ni le hacen mal a tus riñones, devorando salmón y atún por montones, tomando agua de cascadas cristalinas, atrapando bolas de algodón y empujando clips en los atardeceres y en las noches cuando mire al cielo y vea a las estrellas brillar, sabré que son tus ojazos verdes que me sonríen y nos recuerdan que: “Al final del camino estarán todos los seres que amamos”. Con esta esperanza de que pronto nos volveremos a ver, te digo TE AMO, HASTA PRONTO MUÑEQUITA MÍA.

lunes, 20 de junio de 2016

Vida en macro: Galápagos

Este año tuve la suerte de visitar nuevamente la ISLAMUNDO, Floreana... En el momento preciso, para aislarse, pensarse, repensarse y a la vez compartir con la maravillosa vida de este rinconcito del país tampoco conocido, pero que tiene tanto que enseñarnos.

Atardeceres insuperables, nadar con tiburones, comer ovos, pintar bancas, subir cerros y mirarse a uno mismo, son sólo algunas de las cosas que me llevo en la mirada y sobretodo en el corazón de la siempre "noble y gentil: Floreana".

































domingo, 1 de febrero de 2015

Memorias de la desmemoria


El Ex-Penal García Moreno, a parte de ser una infraestructura patrimonial de más de 100 años, guarda gran parte de la historia y la memoria de Quito y del país. Tal vez una historia de la que la mayoría no quiere saber o la que queremos negar, la de los olvidados... Lástima que la institucionalidad y la misma sociedad prefieran vivir en la desmemoria y derrocar estos espacios sea el discurso.

Escapulario

Guía penitenciario

Tendedero

Objetos abandonados

Objetos abandonados

Objetos abandonados

Objetos abandonados

Pajaritos

Celda 13

Un agujerito en la desmemoria

Cama

Guardado

Paisaje

Lámpara

Siempre Coca Cola

Archivo de reos

Sillón de sentenciados

Multiculturalismo

Sólo una estampita

Doble y única mujer

Sólo cromos

Siempre Coca Cola 2

Utopía

Esperanza

No tocar

Celda 1

Celda 2

Alarma

Mirando a la "cima de la libertad"