domingo, 31 de mayo de 2009

cuando el latido de un corazón

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foto por luciérnaga

Cuando el latido de un corazón
oyes en la oquedad de la noche,
hasta el pavimento se inmuta
cómplice, testigo de su soledad
ruidosa/ de memorias e insomnios.

Cuando el latido de un corazón
revienta la paz de los cuerpos inertes,
sordos, por el rutinario cansancio,
uno más fuerte pesa en las ganas
...el ímpetu con que se alejan los años.

Cuando el latido de un corazón
se siente en todas partes menos en
el pecho que ahora es abismo,
es porque los sentidos al no tener voz
o al haber enmudecido, llaman
a través de la sangre un amor perdido.

Cuando el latido de un corazón
molesta hasta a los gallos, quita
el estrellato a la luna y a
su cielo/ lento, punzante, sangrante
se vuelve amanecer, pide ser mañana.

Porque no hay mayor tristeza que
oír al propio eco retornando
de entre las sombras de la montaña,
cuando el latido de un corazón
no halla más que su propio sonido como respuesta.

La muerte del hada descalza

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foto por luciérnaga

Emergen burbujeantes,
las memorias de las pieles,
sangrantes, ardientes lavas
que chocan con la Pacha,
sin urgencias pero con ganas.
Tu iris pervierte de verde,
pero ‘el tiempo no para’,
los hilos de tus hechizos
habían cambiado de rueca.
Hoy depositas el sombrero
bajo el umbral de la
cueva de aquel
ángel blanco
de heridas no sanadas,
de lluvia continua,
de luto perenne.

Y el hada descalza,
perdida, sin alas,
también avanza.
En su peregrinaje
al abismo lanza
un último hechizo:
“Cubre de luz,
sin dejar de ser luz”


Y se esfuma entre duendes
y árboles color blue….

Mientras cae libremente a la nada.

lunes, 25 de mayo de 2009

balas de sol

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foto jocha de: David Guzmán Figueroa
Por las once lunas...


Feliz sol veraniego que
Trae brisas de mar y palmera
Y en ella tus ojos siempre muriendo…
La virginidad de nuestros nevados
Te seduce hasta fundirse
En el verano de páramo
Con tus balas de sol,
Sol trovador,
Sol lírico,
Sol con sombrero.

                                  Hoy la luna (subversiva) te besa…

Y me baste leerte
Para escribirme,
Respirarme tu compañía
De rabo de luna insomne.
Vaciarme en tu cachucha de seres,
Colarme en el estribillo de tu garganta
O susurrar desde la boca de tu guitarra.
O ser simplemente…
La piedra que se interpone,
El rocío de tu mañana,
Tu peor ronquido,
Tu mejor semblante.
                   
                                       Sonriente (llena) come de tu luz…

Veo tu amor como
Un lente sin ojos,
Pero lleno de primeros planos,
Y detalle.
Como una canción en borrador,
Un cuento en invención,
Una cima por escalar,
Sensaciones por pedalear.

                                          …Y empachada se desinfla (mengua)

Desde un verso intrasalival,
Un estribillo de plenilunio,
Gemidos-sopranos,
Gruñidos-contrabajos,
Campamento de colchón,
Maratón de ombligos,
Un hambre de sexos,
Un sexo de mundos,
Hallé una bohe-mía
Y ahora también tuya.

Hoy disfruté con tus letras la cima del monte
Ayer alcancé en tu sexo el centro de mi universo.

                                            Hasta que triste se oculte o
                                            Se pierda (nueva) tras el ventanal.

lunes, 11 de mayo de 2009

Dentro del cristal...

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foto por luciérnaga

A veces viajo en autobús y no me pierdo en el más allá de mi nariz: las mágicas montañas que bordean la fría ciudad, las construcciones nuevas y antiguas, las infinitas avenidas de autos, la gente normal y corriente que sigue su día a día. Es entonces cuando descubro otra realidad dentro del cristal de la ventana. Un mundo alterno y a la vez idéntico, a blanco y negro, sin sonidos, con movimiento y vigor.

Los observo y todos están allí: desde el chofer de gracioso bigote hasta la señora que sube por las gradas, paga el pasaje y tiene un pequeño en los brazos. Su naturaleza es extraña, aparece justamente cuando me olvido de su contundente transparencia, gracias a los juegos de sombras y reflejos.

Yo también estoy allí. Si me muevo, ella se mueve, si giro, noto que gira también, pero me observo y me desconozco. Trato de tocarla con mis yemas temblorosas y un frenazo rompe el encanto, casi chocamos con otro colectivo. Me fijo otra vez en el más allá del vidrió y noto el miedo en los rostros del otro bus ante la fallida colisión. ¿Alguien habrá notado la existencia del alter mundo, considerado el estremecimiento de sus “otros” ante la posible destrucción de su comunidad de cristal? Después de una pelea de unos cuantos segundos más, logran rebasarnos.

Ahí estoy nuevamente, ahora descubriré su juego. Junto mis palmas con las suyas, me transmite su frío aunque no deja de mirarme con calidez. Me voy acercando poco a poco, mi aliento vaporoso distorsiona su imagen. Toca mi nariz el ventanal, está fría como un perro callejero. Giramos sin dejar de tocarnos, siento sus lisas mejillas y cierro mis ojos para ver si escucho su respiración o su latido. Comienzo a hablarle en voz muy baja, le cuento mis secretos, pero se mantiene inmune. No pronuncia una palabra, no quiere hablarme y me alejo.

El bus está detenido, no sé hace cuánto pero me encuentro sola y es de noche. Veo al frente, el chofer mira a través de retrovisor y sin necesidad de palabras me invita a bajar. Tomo mi mochila y caminamos juntas desde el último asiento hacia delante.

Le digo adiós, responde una voz masculina. Giramos y cada una vuelve a perderse en sus sombras. Yo, en mi realidad llena de colores y ruidos inútiles. Ella, en medio del olvido invisible y mudo de un cristal.