lunes, 27 de abril de 2009

la NanA

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foto jocha de: David Guzmán

La nana arriba con retardo
para envolverlo en un manto 
   a
        rru
                 lla
                        dor
de cansancios acumulados,
de insomnios olvidados,
de pesadillas permanentes.

Llega y le canta un arrullo
de ágil grillo de campo,
de sapo encantado,
de bruja y oráculo…
Lo mece con la sutileza
del transporte urbano,
del abrazo entrañable,
de la mar dormida en sortilegios…

Y ese pequeñuelo, 
cual guagua de pan
enrollado en el órgano 
más largo del cuerpo,
no puede hacer otra cosa 
que sucumbir ante hechizos 
de párpados caídos,
de músculos relajados,
de pesos no comprendidos,
y vivir el paso de las horas
no sentir su lejano y apurado paso…

Hada-mariposa que sostienes el
tiempo en tu vuelo atemporal,
instantáneo, de mausoleo.
Que en cada batir de alas
emanas polvos multicolor,
de suspiros de tiempos
antaños donde el arreo
de la terca mula, los aros oxidados
y los callosos y fuertes pies,
eran la forma de dar vuelta
a las manecillas del buen vivir…

Y ante tu ausencia,
no queda más que inmortalizarse
con los viejos de la 
Plaza de la Independencia,
con don Eva y 
su mirada perdida,
en la incansable tejedora 
de paja toquilla,
con la biela helada 
en la tienda del barrio,
con la mirada perdida en el techo,
tras el trabajo de una mosca,
dormido sobre rocas,
acunado por el agua de mar 
entre palmas de coco. 
En la espera del 
prín
          ci
               pe 
                      de 
                            a
                                zul
o de una real motivación
para despertar del despertar.

lunes, 20 de abril de 2009

historia

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foto por luciérnaga

Voy a relatarte una historia. Voy a inventarte en un cuento, con detalles minúsculos, segmentados, imperfectos; te haré el protagonista de la escena, te montaré en una loca estrella y te llevaré hasta mi luna para acurrucarte con un secreto.

No soy escritor, tampoco cuentista. Te escribo estas líneas porque las ideas absurdas rondan siempre mi cabeza, porque patean y patean hasta que las deje huir de mí, pues a veces yo misma las desprecio.

Paren y lloran y gimen y salen al mundo ensangrentadas en tinta azul, negra o carbón. Nacen y mueren en la superficie lisa y llena de hojas, abiertas las piernas para ser ultrajadas, deseosas de libido y compañía. Son cortas, largas, vivaces, perezosas también; son lerdas, zurdas, diestras o ambivalentes; son hombres, mujeres, niños, viejos, monstruos alienados; están vivas, más que muertas, llenas de multitudes pero al final están solas…

¿Y por qué?

Porque como te dije desde el principio, voy a contarte una historia, tan chiquita, tan frágil, tan mansa y extensa, pero tan mía, que cuando acabe de hilar el argumento, sé solo tu ausencia estará para ser el eco de mi voz que anhela fundirse en vos, vivir por y para vos, adentrarse y mutar en vos; cuando te cansaste desde antes de conocerme de oírme, cuando te quedaste en silencio ante la bulla de nadie, cuando te dormiste en pie sin soltar si quiera un bostezo; cuando te moriste de buena gana sin decirme adiós.

Aún así, mi historia te sonaría alucinante, divina; bastante no-cuerda para serte sincera, pero bien colorida y abierta; con tus sabores favoritos, tus dolores más anclados, tus amores no logrados –incluyendo el mío-, tus pasos, tu vida misma, que se quedó de este lado por tu tan irreverente apatía de ti mismo.

Solo desearía mirar tus grandes ojos oscuros cuando la oyeras, no exijo comentario alguno, no requiero respuesta, solo verte… Y describir en el brillo de tu callada existencia la pregunta que busco, el tema que no encuentro…. El nombre de la obra que debió emigrar tras tus alas o tus marañas sin dar media vuelta, sin rastro.

Ese es el único pero de mi historia, el único dolor verdadero y pesado de no tenerte; pues al fin la muert(e?) nunca fue un impedimento para mis planes contigo, más bien la realidad me jugó la mala pasada para impedir nuestro encuentro… Pero bastarda se siente mi historia; como ilegítima, como huérfana.

Sin identidad, ¿de qué sirve plasmarse? Sin referencias, ¿quién podrá llamarla o tan siquiera nombrarla? Se perderá tan frágil mi historia tan lúcida mi idea, tan llorada en mis ganas de hacerla parte de ti.

Así que contigo muere este relato, sin ti se disuelven las palabras, conmigo no se queda ni un solo extra… Lástima que era bonita esta historia, si hasta le cree una portada con un pequeño hueco en el medio, para si te aburría o disgustaba pudieras huir de repente y regresar al medio justo y desde allí, cambiarle el trayecto a tu antojo.

Si antes la vida nos separó y la muerte su enemiga acérrima quiere hacernos la taja, venite un ratito a mi lado –pero bien quedito-, que tengo que contarte algo.

miércoles, 8 de abril de 2009

siniestra lluvia de estrellas

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foto por: luciérnaga

Mi derecho a la noche,
mi siniestra lluvia de estrellas.
Enterrar a los faroles cual avestruces,
demandar a las nubes pedigüeñas,
contratar a un felino pa’ que
enrolle cables eléctricos en su madeja.

Galopantes estrellas fugaces,
ignoradas, encomiadas.
Planetas invisibilizados en neón,
mucho ruido, ¡tantas veces!

Necesidades,
necedades de civilización,
muerte anunciada de modernidad.
Por quitarme la luna llena,
en su luz besada de sal.
El frío mojigato de Quito
con sus neblinas de novia en altar.
El asfalto espejo de aguas negras,
y hasta mi soledad acurrucada.

Mi derecho a la noche,
Mi siniestra lluvia de estrellas
Salgan de mi esfera celeste (negra),
dejen a la reina, ser mi faro,
con duendes, hadas
y algunas musarañas…
Hasta que el amor
por mí ya no espere.