jueves, 19 de agosto de 2010

amor de papa en flor


















foto por luciérnaga

En las grises mañanas de rocío,
donde el páramo riega todo de frío,
mi luz temblorosa intenta acercarse
y tú pájaro tímido no te abres,
mientras la papa en la tierra cae.

Entibio tus alas de un suspiro,
te mecen los aguacates cual niño,
entre calores intento besarte,
pero huyes al río a refrescarte
y te alejas de mí, eres testarudo.

Fueron tus ojos o ese andar inquieto,
tu aguda voz me enamoró.
Hilos laboriosos tejen surcos,
verdes hojas crean follaje,
únicos testigos de este amor.

Tú me das candor, me das alas
y tu palpitar es mi tambor.
Yo ilumino tus fuertes alas,
y te guío por montañas de
retorno a tu hogar de panal.

Esperaré a que viejo colibrí
en el sueño eterno te abrigues
y a mi úlitmo rayo de atardecer.
Y por fin en la chacra tú y yo
nos miremos y viva por siempre
este amor de papa en flor.


Fresco volador entre las flores,
mis halos las reducen a hondos olores,
bebes su néctar, calmas tu hambre
pero, ¿quién calma mi ansias?
¿tus sinsabores?

Vuelve el mañana, una vez más,
cada vez más precioso, menos mío.
Te he dado rosas, nubes y arco iris
y tú ni siquiera un solo cantar
antes de que la luna me absorba
bajo la fecunda Pacha.

Han pasado mil años, me vuelvo débil,
también has cambiado, tu aleteo es frágil.
Seguimos junto a la chacra 
jugando a engañarnos
pero nada es eterno corazón.

Esperaré a que viejo colibrí...