lunes, 18 de octubre de 2010

la proposición

foto por luciérnaga

¿Y por qué usted no se quiere casar conmigo? Yo amo a esta mujer pero ella no se quiere casar. Sólo porque soy casado. ¿Qué no se puede estar casado con dos a la vez? ¿No se invalida el primer intento cuando uno efectúa el segundo o viceversa?

No, en realidad es usted la casada, no lo niegue, ahí está el anillo. Pero usted y yo nos encontramos, así pasa.

¿Qué falta para que me diga que sí? Me le pongo de rodillas, la agarro por la cintura y la digo que la quiero, mirándola a los ojos. Sé que faltan las velas y el romance, pero este parque lleno de deportistas, vendedores y niños, viene bien.

Usted sólo dígame, ¿qué necesita de mí? Sólo que no sea casa, carro o joyas, bien sabe que de eso no tengo.

Le digo en serio, no soy celoso, no me importa su esposo. Y si a usted no le importa mi esposa, todo marchará bien…

Vamos cuatro meses conviviendo, dándonos besos, a los cuarenta y pico también se puede. No es mentira, créame en verdad, nos queremos casar, pero no me dice que sí.

domingo, 10 de octubre de 2010

vives

foto por luciérnaga

Acordes explosivos,
voces sinfónicas,
coros multitudinarios,
fresas, revolución y
siempre Julia.
Cuatro espíritus
in/con-vocados,
y poseídos a través
de baquetas, bajos
piano y dos guitarras.
El altar dispuesto,
con palmas,
zapatazos, gritos
y seguidores más
allá del trance.
Éxtasis musical,
encuentro sin edad,
yo soy él,
tú eres él,
todos somos UNO.

…70 años son nada,
aquí y siempre, VIVES...

martes, 5 de octubre de 2010

quito a color

foto jocha de: David Guzmán Figueroa


Esta es una foto de de otros tiempos, 
pero que me permite expresar de alguna 
forma el sin sentido vivido hace pocos días...


Quito Azul,
a través de paredes blancas,
de comunales camas,
de cabezas rapadas,
de cielos rasgados
con pinceles de nubes.

Quito Amarillo,
con ventanales bañados de sol,
con calores y vahos de rocío,
con hojas coquetas al viento
y lagañas de sueros, vías,
ternuras de termómetro.

Quito Gris,
en la anarquía insensata
de rebeliones disfrazadas
de prebendas,
de cielos tristes, melancólicos
con la ‘carita de dios’ agrietada.

Quito Rojo,
de faenas entre humanos,
de latidos exaltados,
de pirotecnia perjura,
en medio de dos hospitales
abarrotados de soledades.

Quito Negro,
sin ruidos ciudadanos,
sin matices, sin texturas.
Con urgencias fantasmales,
ronquidos, toses y noctámbulos
y sólo 2 estrellas en lo alto.

Quito Blanco,
sin explicaciones,
sin entendimientos,
sin diálogo o manifiestos,
sin culpables pero con víctimas,
desmayado en su vergüenza.

Mirar la salud
a través de los cristales,
vivir la enfermedad
en las salas de los hospitales
¿Cómo se logra el
anhelado salto dialéctico?

Escuchar el caos,
desde el delirio convaleciente,
ser parte de la historia,
desde el conteo de ambulancias.
¿Cómo se vuelve al
sentido lo inasible?