viernes, 19 de septiembre de 2008

cuando el hueso llora...

cuando el hueso llora
Foto jocha de: David Guzmán

Cuando el hueso llora,
arde en calores y
éxtasis no conocidos.
Cuando el hueso llora,
se hinchan los músculos
en un abrazo de cobijo.
Cuando el hueso llora,
brotan lágrimas de leche,
crecen raíces de calcio,
se mece cual infante.

Cuando el hueso llora
y te empeñas en acompañar sus lágrimas,
sientes como se desmiembra a hilachas,
tiritas y tirita a la espera de una pronta
reconciliación con la dermis.

Cuando el hueso llora,
como parada obligatoria,
es sabio escuchar sus gemidos,
sus enseñanzas de girasol y menta.

Cuando el hueso llora,
a veces se torna violeta,
rojo, azul, melocotón,
olvida sus penurias e
inventa formas de alegrarse.
Cuando el hueso llora,
se viste de nariz,
se bebe una sandía,
se pierde en una ronda…
Cuando el hueso llora,
su sanación es un milagro
de juegos, besos, sondrisas
y abrazos de niños imaginarios.

3 comentarios:

Desdelpupo dijo...

Milagros de niños imaginarios...
de lecciones superadas...
de carcasas destruidas...
de complicidades admitidas...
de éxtasis compartidos...
de calores en los fríos...
de abrazos de cobijo...
de lágrimas de risa...
de raíces por las nubes...
de felicidad infante...
de chacras...
de girasol...
de menta...
de galletas de avena...
de violeta...
de luciérnagas...
de mimos...
de clown...
de familia...
de vos...
de todos en ti.

Andrea Yépez dijo...

Inspiración escondida, la que rodea este escrito, inspiración escondida con la esencia de un yeso, inspiración escondida que en la distancia hace posible sentir el dolor de alguna luciérnaga que en un descuido se ha roto un ala...

Lucre dijo...

INTIMIDAD
qué más intimidad
que tus lágrimas
empapando mi cara

qué más intimidad
que mis sollozos
sacudiendo tu pecho

lucre