viernes, 14 de noviembre de 2008

manos - capítulo 1

manos y vasija barro

Foto por luciérnaga
Volví a caer, me desvanecí. Ya es la cuarta vez que esto sucede. No sé dónde estoy, ni cuánto tiempo pasó desde que decidieron que debían abandonarme, es obvia su ausencia.

Las paredes de color rosa enmohecido, me indican que estoy en el Patronato del Norte, ¡qué coincidencia! tan cerca de mi casa, está frente a la feria libre del mercado. Por eso el fuerte olor a cebolla y humanidad.

Tengo una comezón en el muslo derecho, con esfuerzo me rasco con el codo, pero no es lo mismo. Al virar a mi izquierda, noto que no estoy sola en la recámara, un niño con una gran gasa y esparadrapo en la cabeza, me mira como a un fenómeno desde su cama. Me pregunto si estaré muy despeinada y le sonrío. Ahora es él quien se vira.

El techo blanco, me transmite su desesperación. Pide a gritos sordos ser ultrajada, mancillada, violada, yo la entiendo, no soporta el peso ruidoso que le deja el vacío... Y yo, que le hubiera dibujado un par de dragones de dos cabezas entrelazados, en una noche de estrellas luminosas, ya nada puedo hacer. Sus bocas despedirían fuego, las cuatro enfocadas hacia el centro. Allí, habría una casita de madera, donde dormitaría plácidamente un infante.

Sería hermoso, una verdadera obra de arte...
Así elogiabas mis trabajos en la Academia, pero no será esta vez.
Me dejo vencer por el efecto de algún antibiótico inyectado en mis venas y cierro mis ojos....
...CoNtInÚa...

1 comentario:

Desdelpupo dijo...

La veo... plano por plano la veo.